Abres los ojos, es la hora de la pastilla. Antes de levantarte
hay que hacer los estiramientos de piernas pertinentes, pues como todos los
días las piernas son las más dormilonas, y está demostrado que si las haces
levantarse sin estar preparadas te dejan vendida, vendida y en el suelo.
Vas al baño y desayunas, siempre en ese orden, pues si no
vas a estar pegando saltitos con las piernas pegadas desde que pones el primer
pie en la cocina, cosa que pasa cuando el baño está ocupado. Desayunas con
tranquilidad y te vistes, es la hora de ir al gimnasio, pero qué pereza, ¿no?,
si ya estuviste ayer, y anteayer, y la semana pasada… da igual, el resultado si
no vas repercutirá, y mucho, en las horas venideras. Antes de salir de casa
acuérdate de esperar un rato y “hacer ganas” vamos, que pases por el baño si no
quieres empezar a hacer deporte cargada con la bolsa del gimnasio corriendo
hasta allí.
Bueno, ya estás con tu modelito chandalero, empezamos con un
poco de cinta. Por suerte a primera hora hay poca gente por ahí, la gente te va
a mirar preguntándose qué hace esa tía con el pedo que lleva andando en la
cinta. Subimos velocidad y echamos a correr, curiosamente nos resulta más fácil
los primeros minutos, pero no todo va a ser tan bonito. A medida que te cansas,
tus ojos lo hacen más, se deben de aburrir de ver lo que tienen en frente y
deciden reducir la producción: “con que distinga un poco las figuras y los
colores le sobra”. En algún momento una de tus rodillas, o las dos, te va a dar
el aviso de que vayas parando, que en cualquier momento para de trabajar
también. Obviamente le haces caso y cambias de tarea tras haberte echado agua fría
en nuca, muñecas y sienes, y sentarte unos minutos, por la vista calibras
cuando estás listo para seguir. Continúas y te vas llevando pequeñas alegrías
relacionadas con tu mejoría; que si aguantas un poco más, que si tienes más
fuerza…. Acabas, estás totalmente machacado pero no fatigado, enhorabuena,
objetivo cumplido. Haces el cuarto-quinto y último pis en el gimnasio y para la
facultad, que el día no ha hecho más que empezar.
Llegas a la facultad tras haber usado muchas escaleras,
recurso arquitectónico del que nunca te podrás fiar al 100%, sobre todo si son
de bajada, tú echas un pie pero este está indeciso sobre si apoyarse en el
siguiente peldaño, lo ayudas agarrándote a la barandilla para obtener un plus
de seguridad, ya que hay veces que no le apetece bajar y decide dejar de
existir, tu tobillo o tu rodilla no está, tu pierna pasa a ser una avanzada
partida de jenga. Pasas por el baño antes de entrar al aula para no interrumpir
luego la clase, esto a veces sale bien y otras no. Comienza la clase, vas
atendiendo y siguiendo, estás cogiendo apuntes, pero la velocidad del profesor
es siempre superior a lo que tu cabeza puede procesar, te has quedado una frase
atrás de lo que está diciendo ahora, y ya no te acuerdas de cómo continuaba
aquella. Dejas el bolígrafo y te pones a intentar atender solamente, ya pedirás
los apuntes. A falta de 20 minutos para acabar, ring ring, te suena la alarma
del servicio otra vez, haces cábalas de si aguantarás lo que queda o no, la
clase está llena de gente, y te da vergüenza ser quien siempre interrumpe, sale
por la puerta en plena explicación y vuelve a los 3 minutos sin la cara de
angustia con la que salió; por lo que procuras aguantar y centrarte en la
clase, pues cuanto más piensas en ello más ganas te entran. Al acabar la clase,
pasas por el baño independientemente de si has salido o no antes, y te vas para
casa. Te sientas un buen rato en el sofá hasta hacer hambre, y aprovechas para
beber como si no hubiese mañana, pues llevas toda la mañana aguantándote la sed
para no ir todavía más al servicio.
Te haces la comida; pescado azul, pollo, pavo o totalmente
vegetal. Esto es opcional, pero si te dicen que es lo mejor procuras hacer caso
a todo este tipo de cosas. Comes. Qué sueño. Toca fregar. Estás deseando
tumbarte, o por lo menos estar sentado, no estar de pie delante del fregadero,
pero lo haces. Visita al baño antes de marchar y de vuelta a clase, la
asignatura no tendrá que ver en absoluto con la de la mañana, pero tú la vives
igual. Te pierdes, deseas que acabe, te frustra el folio que tienes delante
rematado con una frase a medias.
En función del día acabas a una hora o a otra, aprovechas
horas huecas que tienes para ver algo los apuntes que tienes de otro año, pues
con los tomados por ti no ibas a llegar lejos y menos a partir de las 5 de la
tarde, cuando ya tienes que leer cada frase 3 veces para encontrarle un sentido.
Acaba la jornada de facultad. Te vas para casa, has ido al
baño antes de salir obvio, pero debió tratarse de una de las famosas micciones
incompletas, vamos, se ha cortado cuando solo se habían vaciado tres cuartas
partes del depósito, una pequeña cantidad pero que hace sentir que está
completamente lleno, falta nada para llegar a casa y de tu cabeza no sale el “no
llego”, siempre acabas llegando, pero el malestar no te la saca nadie. Bendito momento el de llegar a casa, ponerte
el pijama, cenar para tomar la segunda pastilla y enganchar el sofá, llevabas
desde que abriste los ojos pensando en este momento. Se ha acabado tu día,
mañana será otro distinto, pero muy parecido.
Esto es lo que yo llamo la “base del día”, luego llegan los
extras, ir al supermercado, poner una lavadora, ir a tomar algo, pasear al
perro, escribir en el blog…
A lo mejor parece fácil; pero no, os aseguro que no.
Os animo a hacer este ejercicio de empatía, tal vez os ayude
a comprender mejor que no soy vaga, ni casera, ni sosa. Que simplemente hay
muchos días en los que no me da el presupuesto para añadirle extras, incluso
que hay días en los que no tengo ni la masa de la base, días de comer harina a
cucharadas.
18
de diciembre, Día Nacional de la EM.
La gente no se hace una idea. Y tiene que EMpatizar más. Se dan muchas cosas por hecho y a más de uno querría ver tirando del carro como lo hacéis vosotros.
ResponderEliminarUff extras... 30 pacientes... turno de tarde... tú y yo sabemos q no todos los días pueden ni con un extra... aunque vivir con una sonrisa lo es ;)
ResponderEliminarUff extras... 30 pacientes... turno de tarde... tú y yo sabemos q no todos los días pueden ni con un extra... aunque vivir con una sonrisa lo es ;)
ResponderEliminarMuy bien, pero que muy bien... Estos son los escritos que nos hacen falta para mostrar a la bicha al mundo...
ResponderEliminarMuy bien, pero que muy bien... Estos son los escritos que nos hacen falta para mostrar a la bicha al mundo...
ResponderEliminarFantastico creo q la empatia es el mejor valor q puede tener una persona.
ResponderEliminarFantastico creo q la empatia es el mejor valor q puede tener una persona.
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